Esta publicación de blog es parte de la serie Qué Leer (What to Read).
¿Ha oído hablar de Pérdidas y Daños (P&D en adelante)? Debo admitir muy humildemente que no comprendía del todo los pormenores del concepto antes de que me pidieron que escribiera este compendio. Si sus intereses, al igual que a mí, se centran principalmente en la gobernanza de la tierra, es muy posible que no esté familiarizado(a) con esta noción o que lo esté sólo vagamente.
Sin embargo, estoy segura de que ha oído hablar de las islas del Pacífico que corren el riesgo de verse sumergidas por el aumento del nivel del mar, del deshielo en el Ártico que dificulta la caza de las poblaciones indígenas, de las intensas sequías en el Cuerno de África que provocan un aumento de la desertización y el colapso agrícola, o de los incendios forestales que destruyen la biodiversidad y los lugares sagrados, como los incendios de 2019 en el Amazonas.
Eso es precisamente lo que engloba el concepto de Pérdidas y Daños: los efectos del cambio climático están causando trastornos generalizados ahora, no en un futuro lejano, y afectan de manera desproporcionada a los países en desarrollo. Las comunidades que se ven más gravemente afectadas experimentan el cambio climático como una amenaza existencial. Para ellas, Pérdidas y Daños es un asunto de justicia medioambiental, una llamada a la reparación y al apoyo de los países industrializados que más han contribuido a las emisiones de carbono.
Puede ser difícil mantenerse al día con el creciente número de publicaciones sobre los conceptos de P&D, con un gran número de académicos(as) y ONG que ofrecen su punto de vista sobre el concepto para influir en los debates políticos. He examinado más de 40 publicaciones y he seleccionado tres artículos recientes de libre acceso para ayudarle a explorar la bibliografía. El primer artículo explica la genealogía y la política de la operacionalización de P&D, haciendo un balance de tres décadas de negociaciones para evaluar en qué punto nos encontramos hoy. El segundo artículo ofrece un panorama del estado actual de conocimientos sobre las pérdidas y daños no económicos (PND) sufridos por los Pueblos Indígenas y las comunidades locales. El tercer artículo se centra en un aspecto concreto de las pérdidas y daños no económicos y examina las consecuencias de la crisis climática para la salud mental de las sociedades indígenas. Este compendio también incluye un breve vídeo y un podcast.
Antes de profundizar en el contenido seleccionado, ofrezco una visión general del concepto de P&D. Espero que pueda aprender tanto como yo.
Aclaraciones conceptuales
El concepto de pérdidas y daños engloba tanto los efectos del cambio climático como las intervenciones políticas para hacerles frente, sobre todo en virtud de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Suele denominarse el tercer pilar de la acción por el clima.
El primer pilar es la mitigación, que consiste en evitar o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para frenar el calentamiento global y situarlo debajo de un determinado nivel considerado «seguro». La mitigación pretende combatir las causas profundas del cambio climático para reducir su alcance.
La adaptación, el segundo pilar, es una respuesta a una mitigación ineficaz o insuficiente. Consiste en ajustar las prácticas o adoptar otras nuevas para enfrentar los riesgos inevitables que plantea el cambio climático.
La política de Pérdidas y Daños pretende ayudar a las comunidades que sufren los efectos del cambio climático. En este sentido, puede considerarse un enfoque de «último recurso» dentro del panorama más amplio de las intervenciones climáticas, reconociendo que el cambio climático ya está afectando a millones de personas y que no hará sino empeorar en el futuro.
Las Pérdidas y Daños también se refieren a los efectos adversos del cambio climático, que pueden adoptar la forma de «fenómenos de aparición lenta» (como la acidificación de los océanos o la desertificación) y «fenómenos meteorológicos extremos» (como sequías o ciclones). Los científicos utilizan a veces el término «impactos residuales» para describir las Pérdidas y Daños, lo que significa que son impactos que las personas no han podido evitar mediante la mitigación y a los que no pueden adaptarse.
Las pérdidas y daños suelen clasificarse en dos tipos:
Las pérdidas y los daños económicos son impactos mensurables vinculados a la disminución de los ingresos, la interrupción de las operaciones comerciales y la destrucción de infraestructuras. Se estima que, entre 1980 y 2019, las economías más afectadas han perdido 525.000 millones de dólares en términos agregados como consecuencia del cambio climático.
Las pérdidas y daños no económicos (NELD - por sus siglas en inglés) incluyen la pérdida de patrimonio cultural, biodiversidad, territorio o vidas humanas. Aunque puedan parecer menos tangibles y más difíciles de cuantificar, no son menos perjudiciales.
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Publicaciones revisadas para esta edición*:
- Loss and Damage, Climate Victims, and International Climate Law: Looking Back, Looking Forward
- Climate-driven losses to knowledge systems and cultural heritage: A literature review exploring the impacts on Indigenous and local cultures
- Indigenous mental health in a changing climate: a systematic scoping review of the global literature
Materiales multimedia revisados*:
- Why Should You Care About Loss and Damage?
- Development Futures: A climate loss and damage fund that works
* Materiales disponibles únicamente en inglés
Loss and Damage, Climate Victims, and International Climate Law: Looking Back, Looking Forward
Por Patrick Toussaint, 2024
Este artículo ofrece una descripción útil de la evolución de las P&D, remontándose a sus orígenes en las propuestas de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS - por sus siglas en inglés) cuando los Estados negociaron la creación de la CMNUCC en 1991. El autor recapitula los principales hitos, como el establecimiento del Mecanismo Internacional de Varsovia (MIV) en 2013 o la inclusión del concepto de pérdidas y daños en el Acuerdo de París ratificado en 2015. En 2019, en la COP25, también se creó la Red de Santiago para prestar asistencia técnica. Por último, se alcanzó un momento crucial en la COP27, en noviembre de 2022, cuando las partes acordaron establecer, por fin, un fondo de P&D.
Aunque el documento aborda aspectos técnicos, no es meramente descriptivo. Por el contrario, el autor ofrece seis reflexiones para evaluar la situación actual y trazar un camino a seguir. Un tema que me llamó la atención es cómo las pérdidas y los daños no son únicamente el resultado directo de las perturbaciones climáticas, sino que están integrados en contextos políticos más amplios, herencias coloniales y patrones globales de desigualdad. Las pérdidas y los daños a menudo se ven amplificados por las vulneraciones existentes, y reducen aún más la posibilidad de las personas de hacer frente a futuros peligros y recuperarse de ellos. Para muchos grupos indígenas, el comercio de carbono y las compensaciones son falsas soluciones que representan una forma de colonialismo disfrazado.
Otro tema relacionado es cómo se han ido diluyendo las demandas clave de justicia climática, sobre todo debido a la obstrucción de los grandes contaminadores, que se niegan a asumir su responsabilidad histórica. Para avanzar en la financiación de la lucha contra el cambio climático, los países en desarrollo han tenido que moderar sus demandas. Por ejemplo, aunque el Acuerdo de París respalda el principio de la ONU de «responsabilidades compartidas pero diferenciadas y capacidades respectivas», también incluye la advertencia de que los emisores no pueden ser considerados responsables y obligados a indemnizar a las víctimas. Aunque la justicia reparadora sigue siendo fundamental para los países más afectados, los acuerdos internacionales tienden a enmarcar la P&D como un asunto de benevolencia voluntaria. Como nos recuerda la COP 29 que acaba de concluir, los países industrializados siguen comprometiendo fondos a regañadientes para hacer frente a los efectos del cambio climático.
Climate-driven losses to knowledge systems and cultural heritage: A literature review exploring the impacts on Indigenous and local cultures
Por Jasmine Pearson, Guy Jackson y Karen E McNamara, 2021.
Este artículo revisa la bibliografía sobre las pérdidas no económicas de los conocimientos indígenas y locales (ILK - por sus siglas en inglés) y del patrimonio cultural inducidas por las alteraciones climáticas. Las autoras y autores definen los conocimientos indígenas y locales como sistemas de conocimientos y creencias sobre las relaciones que los seres vivos mantienen entre sí y con el entorno natural. El patrimonio cultural abarca objetos físicos, edificios y lugares, así como valores intangibles, tradiciones y prácticas transmitidas por generaciones anteriores. Las autoras y autores especifican que conceptualizan el ILK como todos los conocimientos desarrollados por la población local, sean o no indígenas.
El artículo identifica temas recurrentes y puntos ciegos en 100 publicaciones. En ocasiones, me pareció que los temas eran un poco imprecisos y no estaban claramente definidos en relación con el ILK y el patrimonio cultural, pero esto podría reflejar el hecho de que las pérdidas suelen estar profundamente interrelacionadas, afectando a varios aspectos de la vida simultáneamente.
Las pérdidas impuestas al patrimonio cultural físico son las que han recibido más atención en las publicaciones revisadas (39 registros). Muchos yacimientos arqueológicos, sobre todo los situados en zonas costeras, corren el riesgo de perderse definitivamente debido a una mezcla de cambio climático y otras presiones antropogénicas como la minería. El entorno construido también está gravemente amenazado en todo el mundo, y varios lugares emblemáticos como Venecia corren el riesgo de desaparecer como consecuencia del aumento del nivel del mar.
Las autoras y autores han identificado los sistemas socioecológicos indígenas como otro tema recurrente en el conjunto de trabajos seleccionados (29 publicaciones), pero no especifican si se trata de una forma de ILK o de patrimonio cultural. Estos sistemas reflejan las interacciones espirituales entre los seres humanos y la naturaleza. El cambio climático a menudo rompe estas relaciones y pone en peligro las cosmovisiones ontológicas basadas en la conexión de las personas con el entorno que las rodea. Las pérdidas son especialmente elevadas en las regiones árticas.
La pérdida del patrimonio cultural inmaterial también aparece con frecuencia en la bibliografía (21 publicaciones). Esto incluye la incapacidad de seguir practicando formas de subsistencia, entonando canciones, organizando reuniones ceremoniales, elaborando productos artesanales, etc., lo que altera las identidades y los sentidos del lugar. Este tipo de duelo ecológico puede producirse tanto cuando las personas son desplazadas como cuando su entorno natural deja de ser reconocible.
El cuarto tema es el desgaste del ILK (abordado en 20 publicaciones). La disminución de la capacidad para predecir el tiempo mediante indicadores como la formación de nubes y la dirección del viento repercute en las actividades de caza y agricultura. Otra dimensión es la pérdida de plantas medicinales y de los conocimientos sagrados asociados. La imposibilidad de acceder a los recursos deteriora las tradiciones.
En sus conclusiones, las autoras y autores solicitan más investigaciones que amplíen las perspectivas de las comunidades locales e indígenas del Sur Global, ya que han sido objeto de menos escrutinio.
Climate-driven losses to knowledge systems and cultural heritage: A literature review exploring the impacts on Indigenous and local cultures
Por Jacqueline Middleton, Ashlee Cunsolo, Andria Jones-Bitton, Carlee J Wright y Sherilee L Harper, 2020
Este artículo me intrigó por centrarse en los problemas de salud mental inducidos por el clima. Pero cuando leemos las evidencias examinadas, resulta obvio que las amenazas climáticas no sólo exacerban los problemas de salud mental existentes, sino que crean otros nuevos. Los pueblos indígenas se encuentran en una situación especialmente vulnerable debido a su gran vínculo con el medio ambiente como medio de subsistencia, identidad y espiritualidad.
Una vez más, la mayoría de las investigaciones evaluadas sobre los factores climáticos de estrés se realizaron en países industrializados, sobre todo en Canadá. La revisión no incluyó ningún estudio sobre América Latina y sólo incluyó un país africano (Tanzania). Teniendo en cuenta este aspecto, las autoras concluyen que las repercusiones en la salud mental fueron muy similares en todas las regiones, a pesar de las diversas interpretaciones del bienestar mental en las comunidades indígenas.
Numerosas publicaciones establecieron un vínculo entre, por un lado, los factores de estrés climático como los cambios en las temperaturas, los niveles de precipitaciones o la capa de hielo marino y, por otro, los sentimientos de impotencia, el suicidio o las autolesiones, el abuso de sustancias y las tensiones en las relaciones sociales, entre otros. Los fenómenos meteorológicos agudos y extremos producen resultados diferentes a los del cambio climático «crónico».
La inseguridad alimentaria como consecuencia de la escasez de cosechas y la pérdida de ganado o vida silvestre representa una vía indirecta entre el cambio climático y la salud mental. La migración forzosa debida a las sequías, el aumento del nivel del mar o la degradación del medio ambiente también tiene repercusiones negativas en la salud mental. Las autoras aluden brevemente al concepto de solastalgia, desarrollado para expresar el sentimiento de nostalgia del propio hogar cuando el entorno natural deja de resultarnos familiar. Muy pocos estudios informaron de resultados positivos, aunque se observó que, en algunos casos, la exposición al cambio climático aumentó la cohesión comunitaria, la compasión y la resiliencia.
Las autoras invitan a realizar más estudios poblacionales y longitudinales para comprender mejor y supervisar las repercusiones diferenciadas del cambio climático en la salud mental de los Pueblos Indígenas.
Qué Ver y Escuchar:
¿Por qué debe preocuparse por las Pérdidas y Daños?
Por las Naciones Unidas, 2024.
Este vídeo de la ONU es breve pero impactante. Ofrece una visión general de las motivaciones para establecer el Fondo de Lucha contra el Cambio Climático, explica por qué su creación es un logro histórico y aborda dilemas éticos no resueltos en torno a la responsabilidad de los países emisores. «No podemos tener un mundo que sobreviva si los ricos y los pobres no se unen», dice con evocación Sunita Narain, Directora General del Centro para la Ciencia y el Desarrollo, para concluir el vídeo.
Futuros del Desarrollo: Un fondo para pérdidas y daños climáticos que funcione.
Por Alexandre Dayant, Melanie Pill y Georgia Hammersley, 2024.
Alexandre Dayant, las expertas Melanie Pill y Georgia Hammersley debaten los pormenores de la asignación de fondos ahora que se ha creado el Fondo de las Naciones Unidas para responder a las pérdidas y los daños. Ellas exploran los posibles criterios de elegibilidad y los enfoques de financiamiento, las dificultades inherentes a la asignación de valor monetario a NELD, y la urgencia de asegurar recursos adicionales para hacer frente a las crecientes necesidades de P&D - y no simplemente reempaquetar la ayuda existente como financiamiento climático. Proponen varias soluciones para recaudar fondos, como la imposición de una tasa sobre los billetes de avión.
Este trabajo se ha elaborado como complemento del Diálogo sobre la Tierra acerca de Pérdidas y Daños. Inscríbase en el seminario web aquí.
Acerca de Qué Leer
Qué leer es un blog periódico en el que los investigadores de Land Portal comparten su lista de lecturas y explican por qué las obras seleccionadas destacan en un mar de información. Es una reflexión sobre algunos de los nuevos artículos e informes más importantes que pretende identificar los puntos de discusión más actuales en torno a la tierra y temas relacionados, destilar los mensajes clave y los puntos de debate, y ofrecerte un punto de entrada para saber más. Inscríbase para recibir el resumen Qué leer.