l Primer Encuentro Regional de Campesinos de Páramo del Centro Oriente, cuyo objetivo es continuar fortaleciendo la organización campesina y su justa lucha por la defensa de los páramos, la economía campesina, la permanencia en el territorio y la vida, se realizó en el corregimiento de La Laguna, Norte de Santander.
Delegados de los departamentos de Boyacá, Santander, Norte de Santander, Arauca, Casanare, Cundinamarca, Meta, Huila, y la Nación U’wa estuvieron presentes en este evento que enfatizó en la importancia de la unidad entre las organizaciones para la defensa de sus territorios.
Los campesinos declararon que con la delimitación de los páramos que fue presentada por el Gobierno Santos, el Estado Colombiano reafirma su apoyo incondicional a las multinacionales y su influencia en estas zonas, así como la venta de nuestros recursos naturales a empresas extranjeras.
“La idea de este encuentro es poder discutir acerca de todas las problemáticas que se nos vienen con la delimitación de páramos que ya está andando en los territorios y ver hacia dónde vamos a seguir la lucha para construir, debatir y posicionar nuestras ideas. Nuestra intención inicial es darle continuidad a todo el proceso que han venido desarrollando las asociaciones y juntas de acción comunal por la defensa y permanencia en el territorio y producción agropecuaria” afirmó Jorge López, integrante de la Asociación Nacional Campesina José Antonio Galán Zorro -Asonalca- y del Coordinador Nacional Agrario -CNA-.
Asimismo, rechazaron la presencia de la Sociedad Minera de Santander -Minesa-, ahora multinacional árabe, en el Páramo de Santurbán. Por otro lado, denunciaron la instalación de peajes en el tramo Bucaramanga – Cúcuta y los desplazamientos de los que están siendo víctimas, no sólo por parte de terratenientes, sino también del Estado; esto tiene como consecuencia el despojo de su actividad económica que además garantiza el 70% del consumo alimentario nacional.
Además, exigieron la formulación de políticas públicas que protejan de manera efectiva los páramos, así como una Reforma Agraria Integral que garantice a los campesinos el acceso a la tierra, el mejoramiento técnico, el acceso a mercados y subsidios para la producción.
De igual forma, sustituir las importaciones de alimentos, que actualmente suman más de 14 millones de toneladas anuales, por producción campesina nacional, garantizando empleos dignos y soberanía alimentaria.
A su vez, que se reconozca al campesinado como sujeto político de derechos, pues a pesar de que este reconocimiento se ha impulsado desde foros, seminarios y asambleas, en escenarios legislativos como el Congreso de la República se ha recibido como respuesta el hundimiento y desconocimiento de esta lucha.
Expresaron su rechazo a la ley 1930 (ley de páramos) pues según los campesinos, no discuten a fondo el por qué de la prohibición de sus actividades económicas, la militarización de los páramos y las acciones de violencia contra los líderes campesinos y organizaciones sociales que vienen defendiendo los territorios y exigiendo el respeto por los derechos humanos, por la vida y por la soberanía alimentaria. En ese sentido responsabilizan al Estado colombiano de la violencia contra los líderes sociales y de la reestructuración del paramilitarismo.
“Impulsaremos la organización y lucha campesina posicionando nuestro pliego nacional de páramos por la permanencia, defensa del territorio y la soberanía alimentaria, nos movilizaremos en defensa de la vida digna. Impulsaremos la creación de territorios campesinos agroalimentarios como ejercicio de poder popular y las guardias Interétnicas, Campesinas y Populares para la protección del territorio y sus comunidades” afirmaron en la declaración final del evento.
Finalmente hicieron una invitación a los campesinos a hacer conciencia acerca de la prohibición de las actividades agropecuarias en los páramos, y a las clases populares de las distintas ciudades a reconocer las luchas del sector campesino.
De igual manera se expresó la necesidad de unir las luchas por el acceso a los bienes de consumo colectivo que deben garantizarse, tanto en el campo como en la ciudad, y donde éstos bienes no sean acaparados por el gran capital.