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Library En la ruta

En la ruta

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Date of publication
марта 2013
Resource Language
ISBN / Resource ID
IPDRS-Diálogos-100
Pages
3
License of the resource

Al llegar al número 100 del boletín virtual quincenal Apuntes y de la serie de artículos Diálogos, la autora, cofundadora y miembro del equipo del Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica, comparte con las y los lectores algunos avatares y lecciones del proceso.
 
En la ruta
Carmen Beatriz Ruiz*
En noviembre del año 2008, cuando el investigador inglés Anthony Bebbington nos advertía que “Lanzar un Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica es, por lo menos, una iniciativa ambiciosa” estaba delineando un camino en el que, cuatro años después, aún nos encontramos.  Era el primer número de la serie de artículos que el Instituto para el Desarrollo Rural de Sudamérica (IPDRS) produce y difunde virtualmente cada 15 días. Desde ese noviembre de 2008, que ahora lejano, hasta hoy, llevamos difundiendo cien versiones del “Diálogos”.
Junto a la serie de artículos salieron a la luz institucional pública el Boletín virtual quincenal Apuntes, y el propio IPDRS, que desde unos meses antes, y principalmente entre amigos y potenciales alianzas, habíamos lanzado como una idea provocadora ¿Por qué no mirar y analizar y proponer sobre desarrollo rural en Sudamérica desde La Paz?
En el artículo que le solicitamos a Bebbington reflexionaba que “Más allá de los desafíos institucionales que implica, su mismo nombre presume tres supuestos que no son para nada obvios: que el “desarrollo rural” tiene futuro como proyecto político-normativo en la región; que tiene sentido pensar este futuro y este proyecto a nivel de Sudamérica – o sea, que Sudamérica existe como una unidad de análisis y reflexión; y que la generación de conocimiento pueda influir en este futuro.  El reto del Instituto es  demostrar que estos supuestos son acertados, y así poder legitimar su propia existencia”. La ruta del Boletín y de los artículos de diálogo nos permitirá responder a la inquietud del investigador.
El proceso en números
Se trata de 100 artículos, escritos por 104 autores, 39 mujeres y 65 hombres. Por nacionalidad, las y los autores son: tres de Argentina, 40 de Bolivia, cinco de Brasil, un belga, un ítalo canadiense, seis de Colombia, seis de chile, ocho de Ecuador, cuatro de España, un francés, un guatemalteco, dos de Holanda, dos ingleses, dos de México, un paraguayo, nueve de Perú, seis uruguayos y tres de Venezuela. Es necesario advertir que aunque desde Bolivia escribió un mayor número de personas, la mayoría de los artículos fueron en perspectiva regional y no sobre el mismo país.
El principal rango de edad de quienes colaboraron hasta hoy está entre los 40 y los 60 años. La categoría sub 40 fue ampliada gracias a la iniciativa del concurso Alimentos y pensamientos, siempre en agenda, destinado específicamente a jóvenes investigadores de la región, y patrocinado y llevado adelante por el IPDRS, Oxfam e ICCO en su primera versión el año 2012. Nos congratulamos del impulso que el concurso dio a gente joven, porque varios/as que publicaron con nosotros tuvieron un impulso para seguir produciendo y para ampliar sus relaciones con otras personas e instituciones interesadas en el campo del desarrollo rural.
Según su contenido, 29 artículos tocaron temas relativos a políticas pública de desarrollo rural, 21 abordaron distintas aristas del debate sobre modelos de desarrollo rural, 15 analizaron perspectivas diversas de procesos e instituciones de integración regional vinculadas al desarrollo rural, 15 trataron diversos aspectos sobre ciudadanía, derechos e interculturalidad (de éstos, seis fueron enfocados expresamente sobre la situación de los derechos de las mujeres), 13 fueron específicamente sobre seguridad y soberanía alimentaria en Sudamérica y siete tocaron temas sobre el acceso, tenencia y usufructo de la propiedad de la tierra en Sudamérica.
Entre bambalinas
No suele verse qué hay detrás de un esfuerzo del tipo del Diálogos, quizá tampoco es necesario mostrar los pasos que ocurren “entre bambalinas”, como los nervios porque el artículo comprometido no llega a tiempo, la despiadada persecución a las y los colaborares (todos tienen mucho que hacer, reciben y gustan del Boletín, les encantaría escribir, pero…); y la ansiedad por lograr un deseado y frágil equilibrio entre los temas, la procedencia y la representación de las y los autores, y la presión por salir a tiempo y sin fallar, rigurosamente cada dos semanas.
Los artículos tienen un formato orientador pero flexible, cada texto se edita para facilitar un lenguaje que asegure su llegada a los casi cuatro mil suscriptores, y cada autor tiene la prerrogativa de revisar, aprobar o volver a corregir lo que escribió. Una vez aprobado, el texto pasa a diagramación, según el diseño estándar que el Instituto ha definido. Finalmente, cuando el nuevo Boletín está en la pantalla de los suscriptores y en nuestra portada de la página web,  hay un gran alivio… que se interrumpe de inmediato, porque hay que comenzar de nuevo el proceso para el siguiente número.
Hay al menos tres personas permanentes en estos afanes, dos somos del IPDRS y una es el o la colaboradora de turno. Pero están, sobre todo, los objetivos y el soporte institucional, que no han variado en lo mínimo desde que comenzamos con la serie, y se basan en el convencimiento de que en la región sudamericana hay una significativa producción de conocimiento y reflexión sobre desarrollo rural de base campesina indígena que debe ser divulgada.
Aprendiendo
El Instituto tiene definida su estrategia de producción y de comunicación de conocimientos y el contenido de los materiales está organizado según seis ejes temáticos, los mismos que se mencionaron en el párrafo sexto del presente artículo.  Se trata, como suele ocurrir, de una división un tanto arbitraria y un tanto convencional que, sin embargo, ayuda a orientar la planificación de los temas  y el contacto con las y los especialistas. Como es obvio, además de los contenidos regulares o de base estable, estamos abiertos y alertas para la identificación de temas coyunturales o de emergencia. Por ello, la definición de contenidos es relativamente fácil, pero la adrenalina se produce principalmente durante el proceso práctico de identificar, convocar, seducir o presionar para obtener las colaboraciones. Una de las lecciones más duras fue que nada debe darse por supuesto, y que una contribución gratuita, por mayor buena voluntad de la que provenga, siempre necesita un acompañamiento minucioso.
Otra lección importante fue constatar que, en general, en los propios países sudamericanos nos cuesta mucho pensar en términos de la región. Motivados por ampliar la mirada regional estamos haciendo contactos y convocatorias que impulsen a las y los colaboradores a levantar la mirada auto centrada en su propio país, comparar y analizar datos  de por lo menos dos países y a identificar e imaginarse tendencias regionales. No es fácil, y una y otra vez nos encontramos con una gran facilidad para hablar desde “adentro” sin lograr una perspectiva más amplia.
Aunque los temas pueden ser infinitos, dada la vastedad del campo de interés que tienen el Instituto, sus colaboradores y suscriptores, nos preocupó desde el inicio no quedar encerrados en una red estrecha de colaboraciones con firmas consagradas. De ese modo hacemos permanentemente esfuerzos por convocar a personas de distintas disciplinas y experiencias, por contactar a especialistas de los países sudamericanos y, al mismo tiempo, por provocar la exposición y el debate desde visiones y posiciones diversas puesto que en este campo, como en muchos otros, el diálogo debería ser resultado de la confrontación de ideas y no de la imposición, o restricción, de un pensamiento único.
Paso a paso
Los desafíos de Anthony Bebbington al inicio de este proceso para que demostráramos que tres supuestos del diálogo sobre desarrollo rural en Sudamérica constituyen una apuesta efectiva. Cuatro años y cien artículos después, producto de una compleja y rica red de colaboraciones horizontales estamos en condiciones de afirmar que el desarrollo rural no sólo ha renacido, sino que ha incrementado su potencial como componente esencial del proyecto político-normativo en la región; que Sudamérica es una referencia regional, poco explorada todavía, pero potencialmente convocadora para el análisis y la reflexión, y que, basándonos en experiencias acumulativas de construcción de sentidos como la seguridad y soberanía alimentaria y el debate en agenda sobre los recursos naturales, la generación de conocimiento en el área puede influir en políticas públicas del futuro inmediato. 
De todos modos, al tiempo de estar convencidos que se trata de un camino largo, en el que hay que ir dando pasos encadenados, somos conscientes de que esto se hace entre muchos, por lo cual aprovechamos este aniversario para seguir invitando – insistiendo a que el mayor número de investigadores, docentes, líderes y miembros de organizaciones sociales, de gobierno, de proyectos de desarrollo y de la cooperación continúen contribuyendo.
Puede que tengamos un exceso de optimismo, impulsados por el torrente de las buenas intenciones; puede que haya más oídos sordos que voces sonoras pero, si bien es cierto que, parafraseando al poeta “cien números pueden no ser nada”, seguimos en la ruta.
 
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* Comunicadora social, maestría en antropología, es parte del equipo del IPDRS.

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