Empresa Forestal Comunitaria, motor del sector forestal mexicano. | Land Portal

Objetivo

Inspirar una discusión sobre la necesidad de generar enfoques económicos que consoliden a la Empresa Forestal Comunitaria (EFC), para que, con otros instrumentos de política pública, contribuya al Manejo Forestal Comunitario (MFC); a mejorar el ingreso y la calidad de vida de las personas que participan en la actividad forestal; y promueva, además, valor agregado en las regiones forestales, diversificando las alternativas productivas y creando fuentes de empleo necesarias para un desarrollo forestal sustentable.

Introducción

Corporaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Banco Mundial, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, entre muchas otras, han señalado que el manejo forestal mexicano es modelo a nivel mundial, sobre todo en cuanto a la inclusión de los habitantes de esos ecosistemas, señalándolo así recientemente la Directora de la División de Política y Recursos Forestales de la FAO “México tiene un liderazgo especial que lo ha llevado a posicionarse como un país clave del cual se pueden aprender estrategias concretas para la conservación de los recursos forestales a nivel mundial” (El Universal, 2018).

No obstante y aunque en los últimos años se ha pretendido mostrar la evolución del manejo forestal sustentable, no se puede dejar de lado que: (i) la mayoría de los hombres y las mujeres de las regiones rurales en el país, en general, y forestales en particular, vive precariamente el día a día, con consecuencias funestas; (ii) la importancia del sector frecuentemente se opaca; (iii) la falta de respeto y la violencia crecen; (iv) la inequidad es cada vez más patente; y (v) los actores locales tienen que luchar para vivir y, a menudo, para hacerlo con poca dignidad.

Asimismo, la situación mundial que afecta a las finanzas, a la economía, al medio ambiente, y al desarrollo social, ha puesto de manifiesto desequilibrios en el sector, propiciando que mientras las ganancias de unos pocos crecen, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría, p.e. la Cámara de Diputados señala: “… es en las zonas forestales donde se presentan los mayores niveles de marginación y pobreza” (Cámara de Diputados,2016).

Por tanto, y aunque las propuestas, y los documentos que las contienen, no despiertan el mismo interés que en otras épocas, porque como señala un escritor, refiriéndose a la cultura, “… ya nadie es culto si todos creen serlo o si el contenido de lo que llamamos cultura ha sido depravado de tal modo que todos puedan justificadamente creer que lo son”(Vargas Llosa, 2010: 48); es decir, los protagonistas en el sector forestal difícilmente aceptan aportaciones externas a ellos, se tratará de crear aquí una, con un sentido programático y consecuencias importantes.

Esperamos que los interesados procuren poner medios para avanzar en el camino de una conversión en la actuación para no dejar las cosas como están. Se invita a una renovación, para expresar con fuerza que no se puede pretender seguir dirigiendo sólo a individuos aislados, o, en el mejor de los casos, a un grupo de ellos; sino que se requiere influir en un ejercicio sistémico.

Este documento ofrece algunos lineamientos en torno a la EFC, desde una aproximación a ésta, a fin de rescatar aspectos económicos que ayuden a su consolidación, y, desde la recientemente publicada Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable (LGDFS), enfrente los desafíos que surgen para lograr que el Manejo Forestal Comunitario contribuya al desarrollo forestal.

 

Nuevo marco legal para promover el desarrollo forestal en México. Una oportunidad

El pasado 5 de junio de 2018 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la nueva LGDFS que promueve el Manejo Forestal Comunitario (MFC) y la Empresa Social Forestal como herramientas tácticas para avanzar en el desarrollo forestal sustentable, y atender los siguientes temas relacionados con la empresa forestal: (i) baja capacidad y rezago tecnológico para la transformación; (ii) bajo nivel de integración productiva; (iii) dificultades para la comercialización; (iv) falta de acceso a mecanismos de capitalización; (v) escasa competitividad; (vi) insuficiente capacidad de organización, planeación y autogestión; (vii) escasa integración para la toma de decisiones; (viii) baja participación de mujeres, jóvenes e indígenas; (ix) deficiente vinculación con profesionales especializados; y (x) falta de investigación y desarrollo de tecnología (Cámara de Diputados, 2016).

Lo anterior, desde un enfoque crítico que reconoce que las EFC siguen lógicas y comportamientos distintos a las convencionales en otro tipo de empresas, y que aunque a menudo son objeto de apoyos especiales para su inserción formal al mercado o para integrarlas a cadenas productivas con empresas grandes exportadoras o bien con otras empresas pequeñas asociadas a mercados externos, están condenadas a permanecer dentro del esquema de sobrevivencia (Mungaray, 2002), crea una gran área de oportunidad para fomentarlas, a partir una educación permanente que difunda nociones económicas, normativas y técnicas básicas para que éstas tomen decisiones desde su operación diaria. Pero para avanzar en este sentido, se requieren implementar los siguientes aspectos derivados de la nueva Ley:

1. un plan de acción, calendarizado, con indicadores y responsables para aterrizar en el terreno, entre otras, las siguientes disposiciones contenidas en la Ley:

 

  • el Manejo Forestal Comunitario, junto con otros instrumentos de política pública, para contribuir a mejorar el ingreso y la calidad de vida de las personas que participan en la actividad forestal; agregar valor en las regiones forestales; y diversificar las alternativas productivas y crear fuentes de empleo en el sector.
  • desarrollar la empresa social forestal y comunal en los pueblos y comunidades indígenas y comunidades equiparables, como un instrumento clave para promover el MFC.
  • un enfoque ecosistémico y de manejo integrado del territorio rural que contribuya a la capacidad productiva de los ecosistemas y los recursos existentes en los mismos; y a respetar su integridad estructural y funcional, su interdependencia, su complejidad, y su diversidad, así como sus procesos de largo plazo.
  • principios, lineamientos y procedimientos que favorezcan el respeto y la aplicación de las salvaguardas; así como para reducir los riesgos sociales y ambientales, derivados del desarrollo forestal.
  • acciones para una participación efectiva de mujeres y jóvenes en las actividades forestales, y en el acceso a los beneficios derivados de éstas.
  • la coordinación interinstitucional para lograr el desarrollo forestal sustentable y el MFC.

 

2. un nuevo arreglo institucional, que permita operar la nueva Ley, contenga mecanismos para lograr sus fines y, por consiguiente, condicione el comportamiento de los actores y sus relaciones, indicando qué conductas o situaciones son requeridas, prohibidas o permitidas. Tendrá que ser un arreglo simple, socializado y flexible para que, cuando ocurra un conflicto de intereses, se ajuste, o propicie una nueva regla o ley, lo cual favorecerá la conducta y la armonización de todos los actores.

3. una estrategia seria sobre cuestiones económicas de las EFC. La gravedad y la recurrencia de la falta de sostenibilidad de las empresas lanzan un desafío que los instrumentos tradicionales utilizados en el fomento han sido incapaces de recoger. Esta carencia se aprecia por una falta de atención de las cuestiones económicas. La interpretación de los fenómenos persistentes como la no sostenibilidad, la creación de valor, el análisis de costos, las escalas de producción, los costos de transacción, etc., no pueden satisfacerse con una simple intención.

 

Cambiar la inercia actual

Considerando que durante los últimos años se vivió la confusión de un sector, y particularmente lo referido a las EFC, en el que paradójicamente, como ya no hubo manera de saber qué cosa es desarrollo, todo lo fue y nada lo fue, se tiene que establecer un denominador común que lo oriente, mantenga viva la comunicación entre actores diversos, y dé objetividad en el desempeño, p.e. se puede partir de una visión de fomento donde se reconozca que, aun cuando la actual contribución de las EFC, en términos de valor agregado es limitada, su aportación al empleo y a la generación de ingresos las ubica como opciones de desarrollo basadas en el mercado.Al respecto, se puede considerar que las empresas ayudan a mitigar efectos de ciclos económicos, favorecer una mejor distribución de los ingresos, y generar mejores condiciones de crecimiento y desarrollo (Mungaray y Ramírez, 2007).

Lo anterior, requiere construir un enfoque para el fomento y apoyo efectivo de las empresas, como parte de un planteamiento estratégico sobre su papel en la búsqueda del crecimiento con equidad en el sector, convirtiéndolas en entidades innovadoras en la política sectorial. Planteamiento que sin duda enfrenta dificultades, entre las que destacan la falta de una visión empresarial sólida, la escasez de financiamiento, capacitación técnica, bajo nivel de capital humano, y reducida participación en los mercados. Una restricción adicional se encuentra ensus altos costos de operación, debido a sus reducidas escalas.

Una experiencia promisoria para fortalecer el nuevo enfoque de desarrollo sectorial, (consolidación de la EFC y del MFC)

Desde 2013 se ejecuta el Proyecto Apoyo a Micro, Pequeñas y Medianas Empresas que Operan en Entornos Forestales en Ejidos, conocido como Proyecto EmFoCo y Desarrollo, una iniciativa tripartita (Instancias no gubernamentales, Gobierno, y Organismos Internacionales) única en México, por su concepto y operación, que está gestando conocimiento que podría contribuir a transformar, en el corto plazo, la forma de abordar la creación y consolidación de Empresas Forestales Comunitarias –EFC-, así como de alinear diversos pronunciamientos de organizaciones e instancias internacionales que promueven acciones de incidencia en la legislación nacional y en las políticas públicas al respecto.

Hasta finales de 2016 el Proyecto trabajó con 57 EFC (Campeche -10-; Jalisco -5-; Oaxaca -27-; Quintana Roo -10-; y Yucatán -5-) que producen, transforman y/o comercializan miel de abeja, café orgánico bajo sombra, madera, chicle orgánico y semillas forestales, conformando una alternativa para trabajar con estas unidades económicas en el marco enigmático e indivisible de gestión de recursos naturales –políticas locales- y administración de empresas sociales, propio del sector forestal en México y que exige nuevas formas de trabajo. Está fundamentado en el otorgamiento de crédito y asesoría especializada apropiada a las necesidades de las EFC, con presupuestos flexibles, multianuales, y administrados en dos centros Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, A.C. –FMCN- y Financiando el Desarrollo del Campo, S.A. de C.V. Sofom Enr –FINDECA-.

El Proyecto ha generado confianza en las EFC y contribuye para que se integren en la economía local y regional, respetando sus formas de gestión tradicionales, pero mejorando su visión empresarial, además de apoyarlas para que: (i) tomen conciencia de su situación en cuanto a recursos naturales, económicos y sociales, su potencial y riesgos, y visualicen áreas de mejoras, sentando el escenario para futuras inversiones; (ii) fortalezcan su capacidad técnica y administrativa; (iii) catalicen y promuevan mejoras en actividades que generan ingresos; y (iv) definan arreglos para gestionar sus recursos naturales y fortalecer su administración.

Las acciones del Proyecto fortalecen procesos locales que consolidan a las EFC y, aunque es temprano para hablar de sus impactos en las empresas, las familias, las personas, las sociedades locales, y los recursos forestales, se observan indicios de efectos benéficos. Estos se pueden notar en las empresas que más han vivido sus resultados, las cuales están ganando el respeto de otras porque han iniciado y llevan adelante un emprendimiento productivo a pulso. Ese efecto, de “empoderamiento” que la capacidad de sentir, como empresas, grupos y personas, parece ser el rasgo distintivo de su protagonismo enriquecido. Tal vez en donde se nota mejor es en la juventud participante. La mirada, la colaboración y el interés que muestran los jóvenes y las mujeres por las empresas es una señal de futuro por construir. Finalmente, ha contribuido para que los profesionales técnicos privados y los técnicos de los ejidos/comunidades actualicen sus habilidades para atender mejor las necesidades de las empresas. Finalmente permite relacionar la generación de ingresos económicos con comienzan a reevaluar susbeneficios ambientales.

De esta manera, a medida que algunas EFC se van convirtiendo en negocios exitosos, políticas de gestión y, con el consentimiento de las asambleas generales ejidales/comunales, adoptan sistemas de gestión comerciales para su crecimiento.

En un balance de conjunto, el Proyecto muestra suficiente consistencia para operar, para crecer y para ganar éxito en cuanto a sus logros; sin embargo, hace falta acogerlo por el arreglo operativo que enmarca su operación, sobre todo por la CONAFOR y otros actores relevantes para hacer crecer sus alcances estratégicos, p.e. CONABIO, CONANP, SAGARPA, Secretaría de Economía, SEMARNAT, CDI, y otras instancias públicas, privadas, y sociales, que realizan acciones de fomento a la empresa social.

 

Algunos resultados numéricos parciales del Proyecto que contribuyen a lo antes expuesto son:

a. Asignación de recursos de crédito. Al 31 de octubre de 2016 asignó un monto acumulado de 36.6 millones de pesos, distribuidos de la siguiente manera:

Por actividad productiva: café 46%; madera 33%, chicle 13%, y miel 8%.

             Fuente: Proyecto EmFoCo y Desarrollo

 

Por monto acumulado: madera 52%; café 27%; chicle 19%; y miel 2%.

 

         

                      Fuente: Proyecto EmFoCo y Desarrollo

 

Por tipo de crédito: Avío (93.3%) y refaccionarios (6.7%).

           

                  Fuente: Proyecto EmFoCo y Desarrollo

Aun cuando los plazos de pago eran hasta de doce meses, para los créditos de avío, y hasta de cinco años para los refaccionarios, el 50% de los primeros fueron pagados por las empresas en un plazo de entre ocho y 11 meses. Aunque el 46% de las empresas manifestaron su disposición de adquirir un crédito. El 25% de éstas habían tenido experiencia gestionándolo, y sólo dos señalaron que su elección dependerá de las condiciones financieras, más allá de la disposición de recursos. Cuatro de las empresas apoyas con crédito, habían obtenido más de uno, y dos de éstas obtuvieron tres.

Los productos crediticios fueron integrados por FINDECA con el objeto de mejorar la rentabilidad y sostenibilidad social y financiera de las EFC en ejidos y comunidades (FINDECA, 2014)

b. Formalización. El 90% de las 57 empresas apoyadas estaban protocolizadas, y la mayoría tenía, por lo menos, cinco años de operación. Las empresas con menos experiencia tenían entre tres y cinco años, y más de una tercera parte tenían más de 10 años. El 68% de las empresas operaban con base a un reglamento operativo.

c.Visión empresarial. Casi dos terceras partes de las empresas han señalado que han logrado construir una visión empresarial:

“Antes sólo teníamos la visión de ser una fuente de empleo; ahora buscamos mejorar la calidad de los productos para competir en mercados nacionales e internacionales”

“Tenemos proyecciones de adentrarnos en un mercado más competitivo (grandes dimensiones) y transformar la totalidad del volumen autorizado, asegurando madera de calidad”

    d. Esquema gerencial. Dos tercios de las empresas operan independientes, articuladas con los órganos de gobierno del ejido o la comunidad a la que pertenecen.

     

    Contribuciones adicionales

    Los resultados de la acción práctica señalada pueden potenciarse difundiéndolos entre los actores, retroalimentándolos y fortaleciendo sus siguientes acciones. También puede apuntalarse si se complementan con contribuciones generadas por otros actores. P.e., el Banco Mundial en 2013 elaboró el ejercicio titulado Timber Production and Supply, and Impact of Certification and Support Programs on Community Forest Enterprises in Mexico, que concluyó, entre otras cosas:

    • Si bien las EFC pueden tener otros objetivos aparte de la simple maximización de beneficios, tales como la producción de productos forestales no maderables, la generación de empleo, y la creación de bienes públicos y servicios; tienen que ser financieramente competitivas, ya que, de lo contrario, pueden tener pérdidas económicas y/o ser económicamente insostenibles para sus núcleos agrarios.
    • No obstante que las EFC son rentables en el mercado nacional, sus costos de producción y administración son altos, y no son competitivas con los productores internacionales.
    • El aumento del volumen de ventas de madera por hectárea está relacionado con menores costos y mayores ganancias, y, por su parte, un mayor tamaño del área de producción se relaciona con mayores costos y menores ganancias.
    • La rentabilidad es variable entre las EFC. Hay varias con retorno de inversión altos, y otras con retornos negativos.
    • Si el objetivo de la EFC es generar ingresos para la comunidad, varias operan con rendimientos decrecientes; es decir, las pequeñas empresas dan mayores beneficios a la comunidad en forma de salarios y otros pagos comunitarios, que otras empresas más grandes. Al aumentar el capital y la mano de obra se obtiene un menor rendimiento por unidad. Esto significa que el incremento en la inversión produce menos flujo de efectivo para la comunidad, mostrando el conflicto entre los objetivos potenciales de maximizar el beneficio y maximizar los ingresos de la comunidad. En la evaluación económica de las empresas, a menudo, se usan métodos de contabilidad que no incluyen los costos operativos totales y varían significativamente de un estudio a otro, e incluso de una empresa a otra.
    • En general, se presenta una imagen matizada de las EFC que equilibran múltiples objetivos: intentar ser financieramente sostenibles y competitivas, y al mismo tiempo proporcionar beneficios directos a la población de la comunidad.

    También se pueden considerar elementos del Proyecto de fortalecimiento del espíritu emprendedor en paisajes forestales productivos, que ejecuta la CONAFOR con recursos del Banco Mundial, y del Fondo Biocarbono para Paisajes Forestales Sostenibles, administrados por ese organismo financiero, y que destaca algunos de los retos más relevantes a los que se enfrentan los productores forestales: (i) la percepción de que las empresas forestales comunitarias son fuentes de empleo a largo plazo, en lugar de una fuente de ingresos rápida; (ii) la limitada comprensión de los ejidatarios y comuneros sobre aspectos técnicos, regulatorios y de gestión relacionados con el desarrollo y la supervisión de las empresas forestales; y (iii) la estructura de liderazgo de los núcleos agrarios y las asambleas comunitarias por parte de los miembros más antiguos, lo que margina a los jóvenes y las mujeres.

    Dos últimos aspectos sobre los cuales habrá que tomar una posición son: mientras por un lado hay pocos datos que permitan dar seguimiento a la evolución de las EFC, y si bien el gobierno mexicano apunta que éstas son apoyadas con el Programa Nacional Forestal –PRONAFOR-, la Estrategia Nacional de Manejo Forestal Sustentable para el Incremento de la Producción y Productividad, el Programa de Fomento de la Economía Social, y otros que promueven a las empresas del sector social, no se cuenta con información abierta y actualizada de la situación y ubicación de las EFC, su evolución, y sus necesidades, de manera que sea posible el diseño e implementación de acciones pertinentes que las consoliden.

    Por otro lado, habría que preguntarse ¿Hasta qué punto sería conveniente, apropiado y/o ágil favorecer la replicación del EmFoCo y Desarrollo a otros ámbitos en el sector de las regiones forestales en las que opera, y/o hacia otras regiones rurales u otras empresas? La respuesta podría darse considerando: (i) que la nueva legislación genera la oportunidad; (ii) la actual consistencia del “modelo”; (iii) la “flexibilidad adaptativa” que contiene para adaptarse a otras circunstancias de intervención en empresas, ejidos/comunidades, regiones y estados; (iv) el surgimiento de nuevos proyectos orientados a generar paquetes de subsidios y créditos desde la plataforma gubernamental y la banca internacional (P.e. KfW); y (v) la singularidad del modelo, respecto a la circunstancia en la que opera. En tal sentido, se requiere explorar con cuidado, en una fase posterior de su ejercicio, suponiendo que haya podido trascender su operación actual, para que pueda servir de referente, y que, algunos de los elementos que lo constituyen, puedan servir de base estructural para una política efectiva.

     

    Conclusiones

    A favor de las EFC se han pronunciado diversas organizaciones nacionales e internacionales, y se hacen discursos, menciones e innovaciones para fortalecer su apoyo. También se han diseñado alternativas para atenderlas. Por su parte la nueva LGDFS impulsa la armonización de las intervenciones y hace explícita la urgencia de consolidar esas unidades económicas.

    Si bien dichas iniciativas son relevantes, hoy son insuficientes. Los vacíos dan cuenta de espacios en la política pública y la necesidad de orientaciones renovadas de las intervenciones de otros actores, a la vez que abren la puerta de par en par para atender los riesgos para estas unidades. Algunas recomendaciones confirmadas con actores diversos para promover estas empresas son: (i) mejorar las fuentes de información; (ii) fortalecer el desarrollo de capacidades y competencias; (iii) articular esfuerzos interinstitucionales; (iv) elaborar leyes, políticas y mecanismos de actuación; (v) ampliar las fuentes de financiamiento, incluyendo recursos crediticios; e (vi) implementar un sistema participativo de monitoreo y evaluación. Agregaría contar con un padrón estratificado de las EFC para definir un plan de acción para cada estrato, a fin de focalizar apoyos y acompañarlas de manera pertinente.

    Exijamos sin duda al gobierno que consolide la política de atención a las EFC, garantice el cumplimiento de lo dispuesto en la nueva Ley para proyectarlas a un futuro promisorio que contribuya al desarrollo rural sustentable, e incorpore lecciones y contribuciones de iniciativas como el Proyecto EmFoCo y Desarrollo; pero agendemos también la demanda de intervenciones serias de organismos no gubernamentales y otras complementarias. También hay que generar alternativas de análisis y fomento económico no convencionales, a fin de mostrar la verdadera contribución de estas empresas al desarrollo de sus núcleos agrarios, su población, los territorios, el país y a la conservación de los recursos forestales.

     

    Referencias

    • Cámara de Diputados, 2016, “Exposición de motivos, nueva Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable”. Ciudad de México, México.
    • El Universal, 2018, “México Clave en Conservación de Recursos Naturales: FAO”, Ciudad de México. México.
    • FINDECA ,2014, “Reglamento de Crédito FIP-FOMIN, FINDECA, S.A. DE C.V. SOFOM ENR, Edición 01”, Oaxaca, México.
    • Mungaray L., A.; y Ramírez U., M., abril – junio 2007, “Capital humano y productividad en microempresas”. Investigación Económica, vol. LXVI, núm. 260, abril-junio, 2007, Facultad de Economía, UNAM. Ciudad de México. México
    • Mungaray, A.; K. Barrón; J. Rabelo; y M. Texis ,2002, “Marginalidad empresarial ¿Una realidad oculta en la liberalización?”, en Mungaray, F.J. Castellón y M.D. Sánchez, Coordinadores, asimetría microempresarial a través del servicio social Universitario, ANUIES. BC, México.
    • Vargas Llosa, Mario, 2010, “Breve discurso sobre la cultura”. Letras Libres, julio 2010. México.

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