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News & Events La heterogeneidad en la vida rural marca la agricultura a medio tiempo
La heterogeneidad en la vida rural marca la agricultura a medio tiempo
La heterogeneidad en la vida rural marca la agricultura a medio tiempo

por Juan Tomas Huanca

Al trabajador agrario a medio tiempo en las comunidades del altiplano de La Paz se lo puede definir desde dos puntos de vista: primero, desde la comunidad de origen y su relación con los trabajos extra prediales y segundo, desde el trabajo urbano de los campesinos migrantes a las ciudades o residentes que mantienen sus vínculos con la comunidad. En medio de ambas, hay una heterogénea gama de características y comportamientos económicos y sociales que signan a estos productores.

Bajo estas dos perspectivas se puede constatar que muchas familias del área rural, a pesar de ser productores exitosos o campesinos acomodados, como es el caso de los productores de leche en algunas comunidades del municipio de Tiwanaku, sus actividades se complementan con ingresos no agrícolas provenientes, entre otros, de la construcción, del servicio de transporte y una diversidad de labores agrícolas.



Esta constatación empírica nos permite comprender la ruralidad actual, donde la comunidad homogénea del pasado se ha transformado en una comunidad heterogénea conectada al mundo global.



La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) clasifica en dos tipos a la agricultura a medio tiempo, dependiendo del origen de los ingresos y el tiempo de trabajo: en primer lugar, agricultura a tiempo parcial de predominio agrícola, donde más de 50 por ciento de los ingresos provienen de la agricultura y los productores trabajan más de la mitad de su tiempo en esa actividad. En segundo lugar, la agricultura a tiempo parcial de predominio no agrícola, corresponde a los productores que reciben más del 50 por ciento de sus ingresos por actividades desarrolladas fuera de la agricultura y ejercen también fuera de ella más de la mitad de su trabajo.

Según esta caracterización los agricultores a tiempo parcial, de predominio agrícola son aquellas familias que cultivan directamente la tierra y a la vez cumplen con actividades laborales externas, que varían desde ser albañiles, transportistas u otros oficios que no necesariamente tienen lugar en la ciudad, sino que pueden realizarse en en ciudades intermedias como Patacamaya, Achacachi, Tiwanaku. En cambio, los productores a medio tiempo de predominio no agrícola son aquellas familias en las que su actividad principal es, por ejemplo, el comercio, el transporte, la construcción, como servidores públicos, pero por sus vínculos familiares y comunales también trabajan su tierra. En este caso, generalmente los fines de semana.

Por ejemplo, en una asociación de productores de leche de 30 miembros en una comunidad del municipio de Tiwanaku, más del 40 por ciento se dedican a actividades complementarias, a pesar de tener predominio agrícola-pecuario. Ese total está compuesto por albañiles que trabajan en la misma comunidad (24 por ciento), aunque debido a la demanda de sus servicios también laboran en la población de Tiwanaku y algunas veces en la ciudad de El Alto. Estos obreros de la construcción prefieren trabajar cerca de su comunidad porque así en las mañanas pueden ayudar a ordeñar la leche y transportar el producto hasta los lugares de acopio, antes de cumplir con las tareas extraprediales. De los productores con actividades complementarias, el diez por ciento se dedican al transporte interprovincial o local (ver gráfico).

El hecho de que una parte de familias de la comunidad tengan actividades extra-agrícolas, hasta la fecha no ha condicionado la vocación y trabajo de las demás. Por eso el 59 por ciento de los productores mantienen el predominio agrícola a tiempo completo, se dedican a la producción lechera y además cultivan papa, quinua, cebada y haba en su parcela de tierra o en tierras colectivas (aynuqas).

La clasificación de la OCDE está determinada por el origen de los ingresos, lo que coincide con el destino de los productos que se comercializan, o con las remuneraciones por trabajos asalariados, pero deja de lado el destino de otros productos que son fruto también del trabajo agrícola de las familias. En el caso de la comunidad productora de leche, el producto se comercializa, pero los otros productos agrícolas, que son parte de la diversificación, como la papa y todos sus derivados, el haba, la quinua, oca, papaliza, izaño y otros, no se comercializan y sirven para el autoconsumo.

Si nos centramos en una asociación de productores de leche en una comunidad del altiplano podemos constatar, que aparte de la agricultura, las familias campesinas se dedican a una variedad de actividades económicas.

La doble residencia entre la ciudad y la comunidad, es un fenómeno que repercute en el sistema productivo y los agricultores a medio tiempo son el resultado o parte de este fenómeno, puesto que a pesar de estar ausentes de la comunidad, siguen cultivando la tierra, así sea los fines de semana.

La trayectoria de esta forma de agricultura está relacionada con la seguridad alimentaria de las familias migrantes y no tanto con criterios de renta, al menos en la comunidad a la cual hemos involucrado en esta reflexión. Se trata de una estrategia de vida que adopta la familia frente a la depauperación de la economía rural.

Mientras este contexto económico y social se mantenga, es difícil imaginar la desaparición de la agricultura a medio tiempo y de las dinámicas que desencadena.

 

Publicado originalmente en Tierra.