Las y los jóvenes indígenas se enfrentan a retos sin precedentes a medida que crecen en un mundo en el que el cambio climático pone en peligro el patrimonio cultural y las formas de vida de sus comunidades. En respuesta, muchos se están convirtiendo en nuevos líderes del activismo climático, defendiendo los derechos sobre la tierra como medida fundamental para combatir la degradación medioambiental y preservar los estilos de vida tradicionales.