Recientemente asistí a la 9ª Reunión de Socios de GLTN en Nairobi, Kenya, que reunió a un centenar de expertos en tierras de África y de todo el mundo; la Fundación Land Portal se enorgullece de ser socio de GLTN. Intervine en una sesión temática centrada en los datos sobre la tierra, en la que se expusieron los logros nacionales, regionales y mundiales en materia de monitoreo de la tierra. Fue una gran oportunidad para escuchar a colegas que trabajan en la vanguardia del seguimiento de la tierra en ONU-Hábitat, la Oficina Nacional de Estadística de Kenya y la Coalición Asiática de ONG para la Reforma Agraria y el Desarrollo Rural (Asian NGO Coalition for Agrarian Reform and Rural Development - ANGOC).
Mi contribución a este evento consistió en explicar cómo la Fundación Land Portal, como organización sin ánimo de lucro que opera en la intersección de las comunidades de datos abiertos y gobernanza de la tierra, ha tenido el privilegio en los últimos 5-8 años de estar en posición de observar algunas tendencias interesantes que afectan al panorama de los datos sobre gobernanza de la tierra. Hemos identificado al menos cuatro de ellas.
La primera tendencia es el hecho de que el esfuerzo para recopilar datos sobre la tierra relevantes para el seguimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ha creado un impulso, estimulando muchas iniciativas de datos interesantes y relevantes en el sector. El proceso oficial de recopilación de datos para los ODS implica a las oficinas nacionales de estadística y a los custodios, pero su intenso trabajo ha creado un efecto dominó y un impulso positivo en la sociedad civil global y local y en los intermediarios de la información, que han desempeñado un papel de apoyo crítico y activo para contribuir a este proceso oficial a través de la promoción, la recopilación de datos y los esfuerzos de seguimiento internacional. Esta intensa participación demuestra que existe un reconocimiento generalizado de que los datos sobre la tierra son un elemento fundamental para lograr el desarrollo sostenible en cualquier jurisdicción.
La segunda tendencia es que, a pesar de la cantidad de datos que se están recopilando, su uso sigue siendo un reto. Esto se debe a dos razones principales:
- Como cuestión transversal, los datos sobre la tierra están muy fragmentados y dispersos en múltiples bases de datos y puntos de datos, lo que dificulta obtener una imagen clara. Las instituciones y organizaciones producen información en silos en función de sus propias necesidades y mandatos.
- Los datos siguen siendo incompletos, cerrados e inaccesibles, lo que dificulta su agregación, monitoreo y uso. La mayoría de los debates sobre datos de la tierra siguen sin coordinarse y en silos, lo que provoca una brecha entre los esfuerzos de recopilación de datos y las necesidades reales de datos.
La crisis climática y la urgente necesidad de recopilar datos de forma diferente en todos los sectores es una prueba de que esto debería haber ocurrido hace mucho tiempo.
La tercera tendencia es el creciente reconocimiento de que los datos abiertos deben servir para algo. Los datos no son un fin en sí mismos, sino que deben ser un medio para el cambio. Los datos abiertos han intentado abordar esta cuestión. Si nos fijamos en el pasado, ha habido al menos tres oleadas de datos abiertos. En la primera, la promulgación de leyes de libertad de información puso los datos de los gobiernos nacionales a disposición de periodistas, defensores y activistas que los solicitaran. Una segunda oleada de datos abiertos, propiciada por el auge del código abierto y la Web 2.0, instó a los gobiernos a abrir sus datos por defecto a tecnólogos cívicos, otros organismos públicos y empresas. Una tercera oleada de datos abiertos, más reciente, adopta un enfoque mucho más orientado a objetivos que las anteriores. Pretende acabar con los silos de datos y liberar el potencial de bien público de los datos para la era digital. No se trata sólo de abrir los datos, sino de hacerlo de una manera que se centre en una reutilización impactante, especialmente a través de colaboraciones y asociaciones intersectoriales. Estamos profundamente implicados en esta tercera ola en la que los datos abiertos podrían impulsar el cambio y ayudar a abordar retos actuales como la crisis climática, medioambiental o alimentaria, y ser un vehículo para la colaboración intersectorial.
La cuarta tendencia es que la dinámica de poder histórica en torno la tierra está cada vez más entrelazada con la dinámica de poder de los datos. Esta constatación está impulsando la necesidad de incluir a más actores y más voces en la conversación sobre los datos. No se trata sólo de lo que dicen los datos, sino también de a quién pertenecen. Esto significa ampliar el foco de la conversación para incluir cuestiones relacionadas con la privacidad de los datos, la justicia de los datos y la ética de los datos, la soberanía de los datos, la justicia de los datos o el feminismo de los datos.
En este complejo panorama, como defensora líder de los datos abiertos sobre el territorio, la Fundación Land Portal pretende impulsar el progreso en tres direcciones:
- apoyando acciones que ayuden a los proveedores de información y a los gobiernos a hacer los datos más abiertos y accesibles;
- implicar a las partes interesadas en una conversación constructiva e integradora sobre los datos; y
- crear alianzas en torno a los datos dentro y fuera del sector.
Nuestro programa Estado de la Información Territorial (SOLI) es un ejemplo de este tipo de alianzas. Junto con la Carta de Datos Abiertos, la Alianza para el Gobierno Abierto, el Barómetro Global de Datos y las redes de Datos para el Desarrollo, estamos impulsando un movimiento de datos abiertos que ha desarrollado un conjunto de herramientas y recursos integrados para medir, documentar, evaluar y, en última instancia, mejorar el estado de los datos sobre la tierra a nivel nacional y mundial, y para apoyar a las partes interesadas en la consecución de un ecosistema de datos sobre la tierra más abierto en apoyo de la equidad y la inclusión de datos.
Creemos que los datos sobre la tierra son un bien público y, por lo tanto, deben ser gratuitos, abiertos y accesibles para todos.