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Cambio climático, acuerdos justos y vinculantes

Cambio climático, acuerdos justos y vinculantes

Resource information

Date of publication
December 2009
Resource Language
ISBN / Resource ID
IPDRS-Diálogos-28
Pages
3
License of the resource

Cambio climático, acuerdos justos y vinculantes
 *Rodrigo López Sánchez
 La trayectoria de los desastres naturales en Sudamérica, cuyas incidencias fueron cada vez mayores en las últimas décadas, resume un conjunto de fenómenos irreversibles, como la desaparición de las cumbres nevadas en los Andes, y caracterizados por una creciente intensidad, como frecuentes lluvias torrenciales. Sus efectos continúan siendo muy sentidos por la población y por las economías de los países.
Para los países de Sudamérica los efectos del Cambio Climático representan, en el presente y hacia el futuro, una fuerte barrera para su desarrollo. La magnitud de los daños y los costos asociados a los desastres naturales ocurridos y atribuidos al clima, significaron cada año proporciones considerables y crecientes dentro de los presupuestos nacionales. La sensibilidad geográfica de los países ante desastres naturales es alta y las capacidades de respuesta aún continúan siendo limitadas y tardías, en muchos casos debido a la falta de capacidades en la prevención y atención a desastres.
Aunque los países de Sudamérica tienen menos responsabilidad en la emisión de gases contaminantes, dentro los términos globales, no ocurre lo mismo con su asimilación de los efectos negativos. Los sectores más sensibles y afectados por el clima han sido la agricultura, el turismo, la industria y los asentamientos humanos.
Efectos sobre la agricultura y la producción
Los mayores niveles de vulnerabilidad registrados en la actividad agrícola afectan la seguridad productiva, la seguridad alimentaria y los flujos comerciales desde los escenarios rurales, perfilando un futuro inmediato de mayor incertidumbre y con pocas capacidades para sobrellevarlo exitosamente en términos totales. Lo mismo sucede cuando se trata de aprovechar las posibles nuevas oportunidades productivas que surgen dentro de estos nuevos escenarios, como la diversificación de cultivos, con nuevos productos en zonas donde antes su producción era impensable.
En casos como la producción comunitaria o la de subsistencia, los factores de pobreza tienden a incrementarse, debido a que los conocimientos tradicionales ya no resultan suficientes. Además de necesitar un periodo de entendimiento sobre los nuevos fenómenos del clima, sus efectos inmediatos sugieren un apoyo externo continuo, que al momento no están bien establecidos,  como por ejemplo los seguros agrícolas o los sistemas de alerta temprana.
En algunos casos una condición comprobada resulta del hecho de que los efectos del clima se presentan más severos en sus impactos de acuerdo al nivel de conservación del espacio biofísico. Esto lleva a que la variabilidad del clima, muy conocida por los productores, hoy, por la incertidumbre,  sobrepasen las capacidades establecidas. Podría entenderse todo mucho mejor si los productores rurales fueran considerados como "tomadores de decisión",  con el mismo valor con el que se ve a los líderes políticos en este tema, porque de los productores dependen las acciones sobre los espacios biofísicos, su conservación y, finalmente, lleguen a definir el grado de los impactos que podrían registrarse.
Esta última consideración guarda mucho sentido cuando se toma en cuenta que los aportes de emisiones contaminantes en Sudamérica, como la de sus vecinos continentales, no provienen esencialmente de una actividad industrial, sino primordialmente por el cambio del uso de suelos, tala y deforestación, todos fenómenos asociados a la expansión de la frontera agrícola y ganadera. La aplicación de prácticas intensivas y mecanizadas de cultivo y el avasallamiento sobre las fuentes proveedoras de los servicios ambientales provocan que los resultados sean más críticos.
Los escenarios de vulnerabilidad siguen sumándose en la región, así como los progresivos incrementos de los fenómenos climáticos extremos. Más allá de atender únicamente los gastos a los daños provocados, nuestros países deben invertir en infraestructura para la protección con rubros que terminarán por afectar las contabilidades nacionales en desmedro de inversiones públicas como salud o educación.
¿Qué esperar de la Conferencia Mundial sobre Cambio Climático (COP15)?
La COP15, desarrollada durante estos días (7 al 18 de diciembre de 2009) en Copenhague, es un desafío para hacer prevalecer negociaciones justas. Los países industrializados no han podido cumplir las metas de reducción de emisiones ya establecidas y los acuerdos progresan de una forma peligrosamente lenta Todo esto hace cada vez más evidente la posibilidad de registrar mayores incrementos en las temperaturas y los consecuentes desastres naturales. Una premisa de las nuevas negociaciones es la de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Quizás un nuevo acuerdo post Kyoto represente compromisos vinculados a la reducción de emisiones sobre todos los países subdesarrollados. Brasil ya adoptó hace un par de años un compromiso de reducción de emisiones de forma voluntaria. Eventualmente, esta situación puede resultar vinculante para los demás países vecinos.
De ocurrir esto, provocaría que se establezcan discusiones acerca de las iniciativas de tasar las emisiones de carbono vinculadas a la producción primaria de los países. Ya se han registrado iniciativas de acuerdos proteccionistas entre algunos países ricos para sus productores frente a la competencia internacional, cerrando sus fronteras de mercado a productos que no cumplan con las restricciones consideradas sobre la producción en la generación de carbono, aplicadas sobre ellos tras el Protocolo de Kyoto. Esto amenaza con afectar seriamente los mercados de exportación de algunos de los productos de nuestros países. La discusión deberá establecer si estos costos deben ser asumidos por los productores como ahora está definido o los consumidores, considerando que los países ricos en general se establecen como importadores netos, contrariamente a nuestros países.
El papel de Sudamérica
Sudamérica tiene una situación de desigualdad fundamental por las serias restricciones en sus inversiones para la adaptación al Cambio Climático. Se espera que,  como parte de las negociaciones, puedan establecerse mayores acuerdos de cooperación para la adaptación,  que vinculen desde fondos de cooperación hasta transferencia de tecnología adecuada. Es posible también que, como efecto de respuesta a las restricciones establecidas sobre los países ricos, las industrias intensas en emisiones contaminantes migren hacia los  países de la región.
En general, para Sudamérica, la aplicación de Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) ha presentado resultados discretos como una acción efectiva de mitigación frente al Cambio Climático. En la Conferencia de Copenhague se pretende discutir modificaciones sobre la estructura del MDL, la incorporación de iniciativas relacionadas como la reducción de emisiones por deforestación y degradación de bosques (REDD), entre otras.
Lo cierto es que las negociaciones deben concluir con acuerdos favorables, justos y más vinculantes a los ya establecidos. A pesar que los escenarios previos a la COP15 han sido muy poco alentadores en el sentido de abordar acuerdos favorables, los compromisos de reducción de emisiones a nivel mundial deben ser mucho más ambiciosos.
 
* Ingeniero Ambiental con experiencia en Valoración de Servicios Ambientales Hídricos, Gestión Integral de Cuencas e investigación en Cambio Climático
 

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