Resource information
El autor del presente artículo comparte con las y los lectores de la serie Diálogos sus reflexiones sobre una mayor comprensión de los procesos de descentralización en la región sudamericana desde la perspectiva de desarrollo rural y las implicaciones de lo que describe como un proceso en el que se ha “asimilado importantes instrumentos teóricos y prácticos para apoyar acciones de desarrollo local desde el marco de la acción institucional”, en el proceso generado a partir del intercambio de un grupo de profesionales de diversas organizaciones de desarrollo de Latinoamérica, en un ciclo de reflexión conjunta que incluyó visitas de campo y entrevistas con actores sociales de gobiernos locales y líderes de comunidades campesinas en el departamento de Santa Cruz, Bolivia.
El contexto sobre descentralización y desarrollo local de la mayoría de los países sudamericanos muestra tendencias relevantes que debemos considerar reflexivamente. Entre varios destacan los fenómenos crecientes de urbanización sin una adecuada zonificación del territorio ni planificación de las ciudades que relegan los vínculos con lo rural o sencillamente los ignoran en los procesos de planificación y gestión de políticas públicas.
Destacan también los efectos del cambio climático, que impactan en las actividades productivas, sin que la gestión pública prevea acciones para minimizar los riesgos ni acompañe el desarrollo productivo, aunque se reconozca la relevancia de una estrategia de generación de excedentes para dar sostenibilidad al desarrollo territorial. Otro aspecto es la débil institucionalidad, que requiere la participación activa de diversos actores sociales, comunidades, partidos y movimientos ciudadanos convergiendo en una visión de futuro común del territorio.
En este marco, en cada país el proceso de descentralización y participación ciudadana toma diferentes matices, influenciados por diversos intereses según los grupos que detentan el poder. Descentralización por descentralización no es siempre la respuesta, es importante analizar los intereses políticos y económicos de quienes finalmente conducen el proceso.
Interconexiones
Al analizar diferentes experiencias en la región, percibimos la importancia de los vínculos del proceso de descentralización con una propuesta política y el necesario soporte de los movimientos sociales. La experiencia Boliviana de luchas y movimientos reivindicativos nos confirma que, finalmente, se logran modificaciones a la Constitución y que, pese a sus limitaciones y vacíos, se tiene un soporte normativo sobre el cual la población puede continuar con sus luchas, presionando e incidiendo para el cumplimiento de la ley. Esto constituye un gran avance y permite tanto la institucionalización del proceso de descentralización y participación como la legitimidad del mismo, en la medida que ha surgido de las bases y responde a una aspiración concreta de la población.
Este conocimiento se enriquece recogiendo las miradas desde las comunidades y del municipio de Concepción, en la Chiquitanía, departamento de Santa Cruz, Bolivia, a partir del acercamiento a experiencias concretas, que aportan con varios elementos percibidos expresamente en esta dinámica.
Por una parte, Concepción muestra un municipio en el cual el poder político está ahora en manos de la población, que antes era relegada por los grupos de poder tradicional, y que actualmente, aún con grandes desafíos, plantea un cambio sustancial en el estilo de la gestión pública: con mayor calidad en la planificación, con transparencia y participación abierta de la población.
Se constata también la importancia de una articulación real entre sociedad civil y gobierno local, con propósitos comunes a los intereses de ambos lados. El desarrollo ahora no es solamente un tema urbano, sino que se articula a las comunidades con sus representantes en la gestión pública del municipio.
Esta forma de gestión se traduce en espacios efectivos de participación directa, en los cuales la población anteriormente limitada puede presentar sus demandas y hacer control social. De esta manera, la población de las comunidades canaliza sus demandas y prioriza proyectos tanto de carácter social como de desarrollo productivo. Las comunidades tienen referentes y estimulan el desarrollo de capacidades en la población para asumir roles y responsabilidades de gestión pública.
En consecuencia, el gobierno local ha mejorado su capacidad de respuesta frente a las demandas de la población, y ha desarrollado, además, capacidades técnicas para una mayor eficiencia en la gestión municipal implementando instrumentos de transparencia y rendición de cuentas.
Desde las ONG…
En nuestras instituciones, aún con buenas intenciones, solemos orientar nuestro trabajo en un estilo tecnocrático, con el que la capacitación y el apoyo en los procesos de participación ciudadana terminan por hacer el juego y facilitar la aplicación de las directrices del ministerio del ramo (que en cada país tiene un nombre diferente) o del gobierno central, aun cuando al final del proceso la discrecionalidad de las autoridades deja de lado todo el esfuerzo generado y desconoce las prioridades de la población, causando frustración y desconfianza en el proceso de descentralización. Esto conlleva el desafío de ser más creativos y analíticos al momento de diseñar las estrategias de promoción y apoyo a los procesos de descentralización.
Un esfuerzo que amerita mayor énfasis es generar cambios en los criterios de acción de la población, por ejemplo incidir en capacitar a niños y jóvenes, formándolos con nuevos enfoques y conceptos, con mayor capacidad analítica para leer las tendencias sociales, económicas y políticas en los países y las regiones, apostando por una nueva generación de líderes políticos, estadistas, dotados de conceptos, metodologías e instrumentos y nuevas actitudes y valores.
En cada caso es necesario reconocer al sujeto de la intervención: productores campesinos, miembros de las unidades de agricultura familiar, pequeños productores o cualquier otra denominación con la que se reconoce a productores que son, a la vez, ciudadanos con derechos y deberes políticos. Se trata de miembros de un sector que deben liderar el proceso, para contribuir con su dotación de las competencias necesarias que lo empoderen y permitan su avance hacia una participación efectiva en los espacios de decisión política. En la mayoría de casos, éste se relaciona con sectores de pequeños productores o sectores de población en marginación, que necesitan ser visualizados y reconocidos en su existencia y sus derechos.
Cobra relevancia el aspecto cultural. Para los países sudamericanos, la interculturalidad se vuelve un elemento imprescindible, especialmente para el tratamiento de zonas con sectores de población nativa, vinculada con territorios comunales y aspectos estratégicos de biodiversidad, que constituyen parte de la vida integral de estas poblaciones. Debemos analizar con madurez su racionalidad y lógica de relaciones con sus sistemas socio-económicos y ambientales, en los cuales hacen su vida y sobre los cuales construyen su identidad y reclaman su reconocimiento; esto requiere de una gran sensibilidad social y ambiental, por encima del lucro o desarrollo económico frío.
Ello implica mejorar nuestras estrategias para la incidencia política, no soslayar el rol político que podemos jugar como entidades con capacidad de establecer redes y alianzas estratégicas, para cuestionar y proponer alternativas en favor de la equidad, la justicia y la defensa de los derechos de las personas y grupos vulnerables.
Más hilos de la madeja
Las organizaciones de desarrollo debemos mejorar nuestras estrategias para trabajar el tema de la descentralización desde la perspectiva de desarrollo rural territorial. Para esto es necesario agudizar nuestras capacidades y, por tanto, invertir en conocimiento y lectura del contexto, de las relacione entre los agentes económicos, formar personal especializado e identificar nuestro rol como actores sociales en un territorio.
Actualmente es de particular relevancia ampliar nuestras redes de conocimiento e intercambiar ideas y experiencias entre pares de los países de la región. Debemos profundizar el conocimiento de los procesos latinoamericanos y asumir una actitud crítica de las propuestas y estrategias de los gobiernos en torno a la descentralización.
Por otra parte, sigue en agenda apoyar procesos de planeamiento y acondicionamiento territorial (PAT) y los de planeamiento urbano, en el marco de los planes estratégicos locales, regionales y nacionales, con la finalidad de priorizar y encontrar el eje conductor del desarrollo en cada territorio, en torno al cual se desarrollarán diversos elementos complementarios y conglomerados que hagan posible la generación de excedentes para la sostenibilidad de las dinámicas socio-económicas del territorio.
Debemos considerar que el fin de la descentralización es el bienestar de la población “el vivir bien” como se dice en algunos discursos políticos. Esto supone abrir nuestros sentidos a la complejidad de relaciones que se ponen en juego y mantener nuestros principios y valores coherentes con nuestra misión y visión de desarrollo.
Las opiniones expresadas en este documento son responsabilidad del autor y no comprometen la opinión y posición del IPDRS.