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A menudo se habla de la necesidad de mostrar experiencias concretas en el plano de la producción agroecológica, para trascender las palabras de un discurso que la promueve, pero que no necesariamente logra demostrar su viabilidad. Movidos por ese interés, en esta oportunidad difundimos el artículo de tres activistas del área que comparten con las y los lectores de Diálogos las principales características de una experiencia exitosa y de alcance más que mediano.
A partir de la década de los 90 comenzó a gestarse un movimiento agroecológico en el Ecuador con la conformación de redes de productores y consumidores y de Organismos no Gubernamentales (ONG) para asumir un rol activo en la revalorización del campo, a partir del análisis de los sistemas productivos y alimentarios de nuestros pueblos, que parte de una lectura bastante intermediada por la academia. La agroecología une a esos sujetos porque es una apuesta de vida en el campo. El enfoque es parte del concepto de desarrollo sostenible, impulsado sobre todo desde ONG y programas de cooperación, que han dejado una huella importante en la validación de tecnologías agroecológicas en el callejón interandino del Ecuador.
Las raíces de experiencia
En el año 1995, en la provincia de Loja (ubicada al sur de Ecuador frontera con Perú), se iniciaron procesos formativos en agroecología con el Consorcio Latinoamericano de Agroecología (CLADES). Tales iniciativas fueron impulsadas por la Coordinadora Ecuatoriana de Agroecología (CEA) y estaban dirigidas a profesionales y mujeres y hombres líderes campesinos. Del sector campesino participaron miembros de la Federación Unitaria Provincial de Organizaciones Campesinas y Populares de Sur (FUPOCS) creada en 1981, de la Unión Popular de Mujeres de Loja (UPML), creada en 1984 y de la Red Agroecológica Loja creada en el 2007, quienes han trabajado la producción agroecológica en sus organizaciones de base y avanzaron en su difusión hasta nuestros días. La RAL, la FUPOCS y la UPML se integran con grupos campesinos diferentes que además han sido apoyados por diversas ONG para iniciativas que contribuyen al desarrollo y la conservación.
Loja es una provincia donde su principal actividad económica es la agricultura en zonas rurales y urbano marginales; es una de las regiones ecuatorianas con más parroquias rurales (75). Tiene una población de 450.000 habitantes, con más mujeres que hombres. Se estima que más de 175.000 habitantes se dedican a actividades agrícolas (INEC 2013) y en su mayor parte no aportan al seguro social.
En la provincia existen 65.625 unidades productivas agropecuarias (UPA) trabajando en una extensión de 995 mil hectáreas; el 84% de fincas pertenece a pequeños productores que ocupan el 27% de la superficie de uso agropecuario, con un tamaño promedio por finca de 5ha/UPA, según datos del III Censo Nacional Agropecuario del año 2000.
En toda la provincia hay terrenos de marcada pendiente, por ubicarse en las faldas de la cordillera occidental, desde los 2400 msnm bajando hasta los 1100 msnm. El sistema de tecnificación en riego es bajo, solo el 14% de la superficie total provincial posee riego y apenas el 4% de la superficie cultivada está ocupada por una agricultura que respeta el medio ambiente y busca la calidad y no sólo la cantidad de producción.
Entre los principales productos están los de ciclo corto (maíz, fréjol seco, cereales, maíz choclo, fréjol tierno, maní, yuca, hortalizas, papa y cebolla). El maíz amarillo duro (48.718 hectáreas) ocupa el cuarto lugar en producción a nivel nacional. En la parte alta están los cultivos de café aromático (19.176 hectáreas) y en la parte baja del valle la caña de azúcar (8.016 hectáreas) y arroz, provocando grandes daños ecológicos, debido al monocultivo y la deforestación. Otra fuente de ingresos es el ganado vacuno y caprino (415.039 hectáreas de pastos cultivados y naturales) (PDOTPL/2011).
Del total de productores y productoras lojanas, el 85% vende su producción a intermediarios; el 14%, la vende directamente al consumidor; el 1% la comercializa con el procesador industrial, y todos destinan aproximadamente un 13% para el autoconsumo.
Una historia de esfuerzos compartidos
En 2006, varios representantes de organizaciones campesinas de la provincia de Loja, que más tarde conformarían la Red Agroecológica Loja, visualizaron la necesidad de unirse para crear estrategias y alternativas de mercado local para los productos con enfoque ecológico. La primera experiencia fue una feria agroecológica mensual en el Parque Jipiro en la ciudad de Loja, con la participación de un promedio de 15 productores pertenecientes a varias organizaciones.
La feria implicó un proceso organizativo de conocimiento de problemas, propuestas y apuestas, que se realizó mensualmente, se gestionó ante instituciones públicas, como el Consejo Provincial de Loja y la Universidad Nacional de Loja, así como la relación con otras organizaciones de trabajo en agroecología a nivel nacional, como la Coordinadora Ecuatoriana de Agroecología (CEA) para adaptar la iniciativa, logrando mayor acogida entre las mujeres productoras.
Entre los años 2007 y 2008 se realizó un proceso de institucionalización de la iniciativa Red Agroecológica Loja- RAL, definiendo su visión, misión y estructura organizativa. Establecen la relación con el Municipio local, lo cual dio como resultado la posibilidad de participar en un espacio de las ferias libres dominicales en el centro de la ciudad, con un promedio de 15 a 20 productoras, la cual sería ampliada posteriormente con su presencia en una feria sabatina al sur de la ciudad, con 10 productoras.
Se creó un Sistema Participativo de Garantía (SPG) con base a otras experiencias conocidas, para lo cual se adaptó un reglamento acorde a la realidad de la producción agroecológica de los grupos participantes, cuyas características se aplican a la producción en finca permitiendo, en lo posterior, el reconocimiento de la garantía de productos campesinos en mercados locales y territoriales por sus valores en lo ambiental, en la forma de manejo del suelo, agua, semilla-cultivos y crianza ecológica de animales. Actualmente se cuenta con un reglamento de producción agroecológica y difunde a nuevos grupos la propuesta de producción y feria para la integración de nuevos grupos en la Red.
En el período comprendido entre 2009 y 2010 se fortaleció la práctica de la producción, en alianza con la Universidad Nacional de Loja y otras entidades formativas, se inició la capacitación en prácticas de agroecología y se incrementó la dinámica de participación en diversas ferias a nivel provincial y nacional.
Un paso importante fue la creación de la feria agroecológica al norte de la ciudad, en la cual los sábados, participan entre 30 y 35 productores y los grupos de productoras se incrementaron de cuatro a ocho. De manera complementaria, las y los productores participan activamente en el mes de julio, desde hace ya aproximadamente 11 años, en los encuentros anuales binacionales entre Ecuador y Perú, recuperando e intercambiando semillas y fomentando espacios de encuentro de los pueblos campesinos de ambos países.
En el período que va desde el año 2010 al 2011, la RAL manejó tres ferias agroecológicas en la ciudad de Loja, ejecutó un proyecto de apoyo a las fincas agroecológicas con soporte de la cooperación internacional, creando un Fondo para compartir de recursos con la devolución de las inversiones realizadas por cada finca a la organización. El Fondo es un medio solidario de financiar la producción agroecológica en cadena y en forma adecuada a las socias/os agroecológicos, sin necesidad de hipotecas. Los montos que se prestan son de hasta 600 dólares a dos años plazo y a un interés del 8% anual, que considera los beneficios de compartir esa posibilidad con otros socios. Al momento, con el capital semilla se han beneficiado 50 familias además de la posibilidad de compartir entre socias y socios beneficiarios.
Del año 2012 al 2014 hubo una ruta de constante incremento en participación en la RAL, pasando de siete grupos, una feria y 15 productores del año 2006 a 21 grupos, siete ferias y 150 productores con más de 140 productos en las líneas de hortalizas, tubérculos, frutas, carnes frescas, procesados, granos y artesanías. Este crecimiento se dio con el apoyo económico de varias instituciones de cooperación internacional, aliadas estratégicas del emprendimiento, y con las alianzas fraternas entre la RAL, UPML, FUPOCS, Universidad Nacional de Loja y Municipios de Loja, Saraguro y Paltas.
Actualmente se mantienen el sistema de Ferias Randy Namá, el Fondo del Compartir, el Sistema de formación agroecológica, el Sistema Organizativo, el Sistema Participativo de Garantía-SPG, que se transmite como modelo de gestión de la experiencia a nuevas organizaciones en diferentes cantones de la provincia y en nuevas ferias agroecológicas a nivel nacional; todo ello está orientado a cambiar el modelo de agricultura extractiva por la agroecológica.
El desafío de trabajar en red
Para la RAL, la agroecológica es una filosofía de vida, que surge a partir del reconocimiento y la revalorización del saber acumulado por los pueblos indígenas campesinos y el entendimiento de la cosmovisión indígena como elemento de un nuevo modelo agrario de producción, frente al evidente desastre social y ambiental que nos ha traído la agricultura empresarial de los monocultivos y los agro negocios, impulsados por la famosa revolución verde.
Dentro de la cosmovisión andina, que es la manera de ver al mundo de esta población, la economía debe sustentarse con principios de solidaridad, reciprocidad e interculturalidad. Dentro de esa concepción económica, que podría considerarse alternativa al modo occidental, están las prácticas del trueque (cambio), la pampa mesa y la minga, que la RAL ha rescatado, esperando sensibilizar a la población para mantenerlas y difundirlas más ampliamente.
La RAL ha marcado la práctica de la agroecología como un proceso de incidencia política, unidad, resistencia y organización dado que se configura como un espacio para compartir saberes, prácticas económicas solidarias (minga, trueque y pampa mesa) y la recuperación de la identidad (cosmovisión andina) de los pueblos del sur (Saraguro, Palta, Shuar y mestizo campesino). Dicha recuperación se realiza a través del trabajo en las chacras campesinas, desechar el uso de agro tóxicos, el manejo sustentable de los recursos naturales como suelo, agua, semillas, y el cuidado de los animales, rescatando sus tradiciones culturales ancestrales (HUACA, Nancy. Cosmovisión Andina: práctica de economía de solidaridad y reciprocidad. Tesina Curso de economía Social y Solidaria. Loja 2013).
La experiencia está demostrando que la recuperación de las prácticas activas de apoyo a la agricultura campesina agroecológica de diversas organizaciones, fortalece la base social, construye modelos de gestión autónomos, participativos y solidarios, y protege a las familias, una de las principales razones para producir agroecológicamente.
La RAL funciona como una red social, estructurada en tres niveles de gestión. En primer lugar la Asamblea General, que es la instancia máxima de toma de decisiones; en segundo lugar el Directorio, como instancia de dirección estratégica y el nivel de los emprendimientos, que son la instancia operativa del manejo de las ferias, del Sistema Participativo de Garantía, la Caja del Compartir y de la Formación. Las acciones se planifican y sincronizan colectivamente de acuerdo al calendario agro-festivo de los pueblos.
La organización es dirigida por las y los socios trabajadores, siendo el 90% mujeres, con un modelo de gestión organizado en sectores de la actividad económica. La producción agroecológica está integrada por 21 grupos organizados en comunas, asociaciones y grupos comunitarios; el financiamiento solidario está integrado por la Caja de Compartir de Fondos; la comercialización está conformada por siete Ferias Agroecológicas Randy Namá, y los servicios de formación y diálogo de saberes están conformados por una Alianza entre la RAL y la Universidad Nacional de Loja. El centro de la gestión de la RAL es la fuerza del factor solidaridad de la filosofía andina.
¿Un modelo a seguir?
El modelo de gestión de la RAL ha sido consolidado durante los últimos dos años con la incorporación de varias herramientas de gestión de la Agroecología y de la economía social y solidaria, que se han combinado, permitiendo fortalecer la gestión de la organización, la producción, el mercadeo, el sistema económico-financiero y el factor solidaridad.
Las personas beneficiarias han logrado mejorar su forma de vida y su calidad de alimentación y salud; sus ingresos económicos, que han crecido un 13% en los últimos dos años, garantizan de primera mano su auto sostenibilidad y aportan a otras y otros para que continúen en esta experiencia, un cambio social y firme, promovido principalmente por mujeres, para resolver problemas comunes de forma solidaria en un entorno político adverso, marginador de las iniciativas de vida de estos pueblos.
Esperamos seguir multiplicando la experiencia y aportando de forma positiva a la conservación del Buen Vivir, con el Buen Comer y el Bien Hacer.
*Las opiniones expresadas en este documento son responsabilidad del autor y no comprometen la opinión y posición del IPDRS.