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Pando y Beni, Bolivia
5 de enero del 2017
Pensando la productividad del cacao en clave de la soberanía alimentaria
Karen Mercado Andia
Economista y maestra en sociología por la Universidad Autónoma de Puebla. Participó en varios procesos de investigación sobre violencia/mujeres, medio ambiente y (re)producción social, económica y política de entramados comunitarios. Actualmente es parte del equipo de investigación del IPDRS
El documento manifiesta reflexiones iniciales en relación al Complejo productivo del Cacao Amazónico boliviano. El área de investigación del IPDRS, a través de Karen Mercado, muestra que la producción del cacao recae en los pequeños agricultores y productores, teniendo una tendencia estable en su crecimiento. La importancia de la seguridad alimentaria, entonces; debe ser un foco de debate para el acceso a los alimentos nutritivos con adquisición local.
El trabajo que se viene realizando dentro de la unidad de investigación del IPDRS, en relación al Complejo productivo del Cacao Amazónico boliviano, me permite adelantar, a modo de reflexiones iniciales unas cuantas provocaciones en relación al planteamiento de políticas, proyectos y programas para este sector.
Bajo esta reflexión inicial, podemos señalar en relación al cacao, en Bolivia, que si bien no es una producción que haya sido intervenida –en el proceso productivo- por la agroindustria, eso no implica que la lógica del mercado mundial, sea en capacitación, en tecnología, y en el propio producto, no influya en los procesos nacionales.
Es conocido que la mayor parte de la producción de cacao a nivel mundial, aproximadamente el 90%, recae en pequeños agricultores (Acebo, 2016), y que estos lejos de encontrarse libres de la presión ejercida por transnacionales alimenticias, que controlan el comercio mundial del cacao, responden muchas veces a las necesidades del mercado. Incluso se ha denunciado de manera reiterada que este cultivo está expuesto a la explotación de mano de obra, muchas veces sin considerar criterios mínimos de las convenciones internacionales sobre la protección a los trabajadores, y la complicidad de los gobiernos que dependen de las exportaciones y no brindan mayor atención a sus productores (Gil, 2015).
En el caso de Bolivia, que es verdaderamente marginal en la producción de cacao en el mundo y por tanto existe un tanto al margen del mercado mundial de materia prima, la producción del cacao recae en pequeños productores, propiamente en 9.000 familias (CATIE/FAO, MDRyT/IPDSA, 2016), las cuales a partir de la mayoría de los acercamientos realizados al sector –desde instituciones públicas o privadas- y dentro de las acciones asumidas o proyectadas para mejorar y/o incrementar la producción, tienen como denominador común el orientar la producción para exportar, lo que efectivamente ocurría en décadas pasadas. Sin embargo, hoy existe una demanda interna insatisfecha, más aún el país tiene una balanza negativa en materia prima y una brecha enorme a nivel de productos procesados con base al cacao.
Dando una rápida mirada al mercado mundial del cacao, señalar que en términos de producción, el grano de cacao se ha incrementado en un 2.4% anual desde 1995 -esto principalmente a partir del ampliación en la superficie cosechada-, alcanzando para el 2013 un total de 4.3 millones de toneladas. De esta producción, el continente africano concentra aproximadamente dos tercios de la producción a nivel mundial, es decir el 66.7% (2013), le sigue Asía abarcando el 17.5% de la producción, como tercera región se encuentra América, logrando el 15.7% de la producción mundial de cacao, seguida de Oceanía con una producción mínima y decreciente. (ICCO, 2014)
Ahora bien, volcando la atención en el sur de América, podemos ver en el caso de Ecuador -segundo productor de cacao en la región- que sólo aproximadamente el 10% de los granos de cacao producidos son procesado a nivel local, el resto (90%) es destinando a la exportación (Acebo, 2016). En el caso de Bolivia viendo el balance entre exportaciones e importaciones del cacao y productos derivados, mencionar que el grano de cacao además de no tener una tendencia estable en su crecimiento, en los últimos años ha tendido a disminuir el balance positivo entre exportaciones e importaciones, llegando incluso en el 2014 a presentar un valor negativo de -289 toneladas. Por otro lado, las importaciones de productos derivados del cacao -incorporados en la dieta alimenticia de la población boliviana- se han incrementado, por ejemplo en el caso del cacao en polvo sin adiciones de azúcar, ha implicado balances negativos con tendencia creciente, es decir, las importaciones son cada vez mayores a las exportaciones dando como resultado valores negativos, teniendo del 2013 al 2015 los siguientes datos respectivos: -1.598 Tn., -1675 Tn., -1.808Tn. (INE, 2016). Entre otros datos para el periodo de 2010 a 2015, se señala que la brecha entre consumo y producción alcanza un promedio de 7.144 Tn/año, la cual viene a ser cubierta por las importaciones. (CATIE/FAO, MDRyT/IPDSA, 2016).
Partiendo de estos datos, es importante resaltar que si bien existe una demanda internacional, en la cual la producción de cacao amazónico boliviano, tiene un nicho de mercado importante, principalmente en lo que se refiere al cacao fino, que representa entre el 6% y 8% de la producción mundial de cacao, y al que América Latina provee alrededor del 80%, no debemos perder de vista que los esfuerzos por mejorar e incrementar la producción sean pensados y planificados considerando la importancia de garantizar, en primer término, la seguridad y soberanía alimentaria del país, lo cual no implica descartar las posibilidades de exportación sino más bien repensar las prioridades de la producción y su destino, que más allá de fortalecer las políticas productivistas mercantiles actuales, puedan poner como centro la reproducción de la vida humana y no humana de manera más congruente con la sostenibilidad, la redistribución, la justicia y la equidad.
Pero por qué enfatizar en la importancia de la seguridad alimentaria, si podríamos asumir que las exportaciones significan ingresos para el país, como también la venta de cacao significa ingresos para los productores, el cual puede o incluso -en la mayoría de los casos- va destinada con prioridad a la adquisición de alimentos. Acá debemos enfatizar en la importancia que adquiere hoy por hoy el poder acceder a alimentos nutritivos y sanos, lo cual implica además de tener en cuenta los valores nutricionales, el no estar expuestos a agroquímicos, tal el caso del creciente mercado de la producción orgánica, o de productos con elevados niveles nutricionales, como la quinua, que si bien en muchos casos nace de la búsqueda y/o rescate de un alimentación más favorable para nuestros cuerpos, ha implicado la potenciación de la industria natural, bio, orgánica de los alimentos.
Es un afirmación clásica la que indica que los productores venden su mejor cosecha y adquieren productos de dudoso valor alimentario, más aún que está comprobado que afectan la salud de la población, todo el tema de la obesidad y otros males que aquejan a la humanidad, castigan más duramente a las poblaciones pobres. Esto ocurre de manera creciente en el campo, sectores empobrecidos, y con mayores déficit alimenticios, que muchas veces ven reducido sus márgenes de opción a alimentos baratos y llenadores con bajos niveles nutricionales, como las harinas y azúcares refinados, o la comida rápida y/o chatarra, impulsados tras toda una propaganda mediática, que hace que la alimentación para una gran mayoría desposeída tenga cada vez menos en cuenta la nutrición y la salud.
En este sentido, al momento de plantear y realizar acciones pensadas en mejorar la producción del cacao en Bolivia, como en otros países, es importante no perder de vista, en qué medida nuestras acciones toman en cuenta todas las consideraciones y aspectos de mercado, producción y salud de la población, a la hora de proponer y promover políticas públicas que intensifiquen un sistema productivo, que en el caso de la Amazonía, es tradicional y enraizado culturalmente en la mayoría de la población, especialmente indígena.
Referencias Bibliográficas
Acebo, Mauro (2016) Industria de Cacao. Orientación estratégica para la toma de decisiones. ESPAE-ESPOL
CATIE/FAO, MDRyT/IPDSA. (2016). Programa "Implementación del Programa de Fortalecimiento de la Producción de Cacao en Bolivia" 2016. La Paz.
Gil, A. (28 de abril de 2015). hipertexual.com. Obtenido de https://hipertextual.com/2015/04/esclavitud-infantil-industria-chocolate
International Cocoa Organization (ICCO). (2014). The Cocoa Market Situation
*Las opiniones expresadas en este documento son responsabilidad del autor y no comprometen la opinión y posición del IPDRS.